Ahora que ya saben cómo es
el toro de lidia, al menos en lo concerniente a su aspecto físico, porque aún
no hemos hablado de su comportamiento, déjenme que les explique cómo es la vida
del toro en el campo…
El toro bravo es un producto
del hombre, como ya hemos dicho; y por esta misma razón no es fruto de la
casualidad. Cada uno de los toros que se lidian cada temporada tiene una
historia en el campo; tiene un férreo seguimiento desde que a su madre la cubre
uno de los sementales elegidos por el ganadero para “padrear”…Pero estas vacas
que van a ser madres también han sido seleccionadas previamente en las tientas
de vacas…
Por dónde empezar entonces?
Por la elección de los progenitores, por el nacimiento del futuro semental…?Cuál es el principio y
cuál el fin…?Pues como en el toreo todo es un círculo perfecto, tenemos un
problema…Si les parece empecemos por el nacimiento…
A la edad de 3 años, las
vacas “de vientre” que han sido aprobadas por el ganadero en las tientas están
listas para concebir. El periodo de gestación dura aproximadamente nueve meses,
y si la época de cubrición suele ser, de forma general, la primavera, los
partos tendrán lugar en época invernal. En el ganado bravo son poco frecuentes
los partos múltiples, y en el caso de que así fuera, los dos becerros deberán
ser del mismo sexo, pues si fueran hembra y macho, la madre quedaría estéril.
Por lo general la madre, llegado el momento del alumbramiento se aparta a un
lugar que considere seguro para dar a luz, y
a los pocos minutos de nacer el “choto” ya está de pie y
alimentándose por el método más antiguo
y natural: mamando.
El ganadero , mayoral y los
vaqueros están pendientes de cada uno de los alumbramientos de las vacas “ de vientre”;
y no solo por seguridad de los animales, sino porque todas las ganaderías
llevan, y han de llevar por ley, un registro exhaustivo de cada uno de los nacimientos,
así como la anotación de los mismos en los registros genealógicos de las
ganaderías. A la hora de ser lidiados los toros, o “echadas” a los sementales
las vacas de vientre debe saberse con exactitud su procedencia filogenética, es
un requisito indispensable en ambos casos: en el de las vacas para asegurarse
la continuidad de los fenotipos y genotipos buscados por el ganadero; y en el
caso de los toros y novillos de plaza porque cada animal debe tener una identidad
fácilmente comprobable para evitar fraudes, por ejemplo, en la edad del animal.
Debido a estas necesidades,
al poco de nacer el choto es apartado por unos instantes de su madre para
colocarle lo que se conoce con el nombre de “crotal” en las orejas. El crotal
es una identificación que se le coloca al animal en la oreja, para conocer los
datos de explotación de origen del animal. La información que contiene es un
dígito de control, el código de la región, el código de la explotación, el
número del animal, etc. Además de esto, se anota también el sexo de la
criatura, su filiación, su fecha de nacimiento, su capa y sus posibles marcas
distintivas.
Cuando el animal vuelve con
su madre permanecerá junto a ella aproximadamente unos diez meses, y entonces
tiene lugar el “destete”. Se separaran madres e hijos para siempre…Es ésta una
labor complicada, no hemos de olvidar que las vacas son bravas y van a defender
a su descendencia con ferocidad…Los vaqueros a caballo, y normalmente ayudados
por perros y bueyes conducirán a todos los casi añojos ya a un corral del que,
uno a uno, serán sacados para que tenga lugar el herradero.
Hay dos formas de llevar a
cabo el herradero. Actualmente se suele conducir a los añojos a un cajón que
les limita la movilidad y que presenta unas aberturas que facilitan el acceso a
lugares específicos de la anatomía del animal, y que salvo algunas excepciones,
como en la ganadería de Baltasar Ibán,
suele ser la parte derecha del animal, ya que en esta se encontrarán las marcas
que se pueden apreciar en los toros cuando los vemos en el ruedo. Estas marcas
se realizan con unos hierros candentes (de ahí herradero), que queman el pelaje
del animal y que dejarán unas marcas en su cuerpo de por vida. Se trata de
cuatro marcas específicas y cada una tiene un significado…
Las dos más conocidas son el
hierro de la ganadería, es decir el “símbolo” con el que a simple vista podemos
identificar a qué ganadería pertenece cada toro. El hierro de la ganadería se
sitúa sobre la pata o anca del animal; en el costillar se sitúa el número del
animal, cuya numeración dependerá del número de cabezas de ganado que tenga el
ganadero o del guarismo que le corresponda, entre otros factores. Encima del
hierro, se colocará el distintivo de la asociación ganadera a la que pertenece
el criador, encontrándose varias en el Península (hecho que ya detallaremos más
adelante). La última marca se sitúa sobre la mano derecha, y es un único número,
el guarismo perteneciente a la última cifra del año en el que ha nacido el
animal. Hay que destacar aquí que el año ganadero no se corresponde con el año
natural, de manera que el ganadero comprende desde septiembre a agosto, de
manera que un becerro nacido en noviembre de 2012 llevará estampado en la
paletilla el guarismo 3, lo mismo que otro nacido en mayo o agosto de 2013.
Así mismo se procede a hacer
unas marcas características en las orejas del becerro que también servirán para
su identificación.
Hasta hace relativamente
poco tiempo, el herradero se realizaba de una forma menos “mecánica”: los
becerros eran reducidos uno a uno por los vaqueros, hombres, y en algunas
ocasiones hasta niños, y quedaban inmovilizados en el suelo mientras se les
herraba con los hierros que habían sido calentados en unas brasa de una hoguera
de leña…Este era uno de los momentos de
“fiesta” de una ganadería y también, por qué no, de iniciación de los más pequeños
de la casa en este mundo, al igual que la desparasitación de los becerros…Las
tradiciones…
Poco después del año, se
separan las hembras y los machos, ya que alrededor de los 16 meses alcanzan ya cierta madurez sexual. Las reses
irán creciendo y según su edad se les llamará: añojos (1 año), erales (2 años),
utreros (3 años), cuatreños (4 años) y cinqueños (5 años).
En general la vida en el
campo de un toro es extremadamente pacífica y sosegada, salvo en momentos
esporádicos de excitación. El toro es una animal que vive en manada con sus
hermanos, que los busca y se siente seguro estando entre sus iguales; de esta
forma, un toro solo en el campo, al sentirse amenazado tiene mucho más peligro que
estando al cobijo de la manada.
Desde el momento en el que
machos y hembras son separados, reciben unos cuidados específicos de
alimentación, saneamientos y ejercicio para que estén sanos y fuertes. Es
normal que se haga correr a los toros a diario; para ello existen unos
“correderos”, siempre a contra querencia del toro, por los que los vaqueros
corren y persiguen a los toros dejándolos tranquilos para su vuelta. De esta
forma, el toro elimina el posible exceso de grasa, fortalece músculos y huesos
y prepara su corazón para el momento en el que sean lidiados en una plaza de
toros.
Y entonces
volvemos al principio de todo esto…Cuando los animales han alcanzado ya cierta
edad, el ganadero seleccionará alguno de ellos para “probarlos”, para comprobar
si son aptos para la lidia, para comprobar si sus criterios de selección han
sido los adecuados y son acertados…Aquellos animales que superen esta selección
serán los encargados de continuar, de una u otra forma, la labor del ganadero de crear el toro bravo
perfecto…
Pero de las maneras de probar nos ocuparemos en la
siguiente entrega…